Y Ella Podría Ser La Siguiente - Guía De Discusión Información De Contexto
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Panorama político estadounidense: historias de exclusión
Comprender Y ella podría ser la siguiente y su potencial completo significa revisar el paisaje histórico de los Estados Unidos. Además, para comprender plenamente la importancia de la lucha por el liderazgo político de las mujeres de color al nivel comunitario, es crucial entender las realidades históricas de la privación de derechos y las formas en que las mujeres de color, específicamente, han sido excluidas del acceso a la escena política en Estados Unidos. Después de la Guerra Civil, las personas esclavizadas liberadas "ganaron" el derecho a votar y a ocupar cargos políticos - la 15a Enmienda de la Constitución lo dejó claro en 1870, evidenciado por el derecho a votar independientemente de la raza o el color. Sin embargo, es importante destacar que esta invitación a la participación cívica no se extendió a las mujeres. Aunque las personas afroamericanas finalmente consiguieron el derecho a votar, las barreras arraigadas en las leyes de Jim Crow - y amplificadas a través de prácticas comunes de intimidación social y cultural - siguieron impidiendo que los pueblos negros pudieran ejercer de forma segura estos derechos que se les concedieron. Algunos ejemplos de las barreras incluyen pruebas y exámenes que debían aprobarse para votar, requiriendo habilidades de alfabetización. La educación formal estaba prohibida para las personas recién liberadas de la esclavitud, que por lo tanto no tenían las destrezas necesarias de leer y escribir, por lo cual estos exámenes eran una barrera para ejercer su voto. Por lo tanto, el derecho al voto se convirtió en una batalla contra el racismo sistémico y las implicaciones económicas, educativas y políticas de la opresión institucionalizada. Esta fue la primera manifestación de la supresión de votantes.
Es importante observar que este contexto ni siquiera incluye ni considera el derecho a votar de las mujeres. El sufragio no se extendió a las mujeres hasta 1920 con la 19a Enmienda, y no fue hasta 1965, a través de la Ley de Derecho al Voto, que se erradicaron las Leyes de Jim Crow. Así que, ver y escuchar a las mujeres de color en el frente político es nuevo y urgente porque históricamente han sido marginadas y excluidas de la participación. Desafortunadamente, la supresión de votantes continúa encubiertamente en las prácticas actuales de votación y la representación de las mujeres de color, aunque aumente, sigue siendo baja.
Las mujeres de color como líderes
Históricamente, las mujeres de color han liderado el camino para hacer cambios con el fin de romper barreras más allá de la raza y el género. Aunque a menudo están subrepresentadas en el campo de la política debido a las barreras institucionales, sus voces e influencias han sido poderosas. A pesar de la realidad de que en 2018 las mujeres de color representaban menos del 9% del Congreso -en ese mismo año- las mujeres de color promulgaron avances significativos y empujaron los límites del poder en la política por números récord en cargos locales y estatales. Muchas de las candidatas dijeron que su inspiración para postularse fue el resultado de la elección de 2016 en la que Hillary Clinton, la primera candidata de un partido político importante, se postuló para presidenta de los Estados Unidos. Aunque, antes de Hillary Clinton, estuvo Shirley Chisolm, la primera mujer afroamericana en el Congreso (1968) y la primera mujer y afroamericana que buscó la nominación presidencial de los Estados Unidos de uno de los dos partidos políticos principales (1972).
En un país con una historia de excluir del voto y de ocupar cargos políticos a las personas no blancas y a las mujeres, está ocurriendo una transformación. Aunque es una lucha constante, hay un aumento en la conciencia de votantes en las comunidades de color y comunidades inmigrantes. La necesidad urgente de que las mujeres de color ejerzan cargos políticos se ve y se siente, y más mujeres están intentando con valentía llenar estos vacíos. Las realidades y la comprensión de que los Estados Unidos y la política de este país se establecieron sobre una base de la exclusividad, el patriarcado, y la supremacía blanca son algo de lo que más gente se percata cada día. Y ella podría ser la siguiente no podría ser más oportuna y necesaria ahora que, en 2020, Estados Unidos navega por las múltiples capas y pandemias entrecruzadas del racismo, el sexismo, y el COVID-19. A través de los esfuerzos de base y la organización comunitaria, el cambio es posible.
Las crisis políticas contemporáneas en Estados Unidos reflejan esta realidad histórica: las mujeres de color siguen entrando en su poder y lideran los movimientos organizados contra las instituciones supremacistas blancas y patriarcales.
La Nueva Mayoría Americana: un resumen
Por primera vez, durante las elecciones a mitad de periodo de 2018, se postularon para escaños del Congreso más mujeres y personas de color que hombres blancos: un récord. La diversidad de candidatos llevó a, y fue impactada por, una transformación en la manera en que los votantes participaron en la política y se informaron sobre los candidatos. Entrar en roles de liderazgo dio mayor control de las narrativas a través de las cuales las mujeres de color fueron enmarcadas en el escenario político, lo cual a su vez impactó positivamente la inclusividad y diversidad en la participación de votantes. La clase del Congreso que entró en las elecciones de mitad de periodo estaba compuesta en más del 60 por ciento de representantes mujeres, personas de color, y LGBTQ, e incluyó a las mujeres más jóvenes, las primeras indígenas norteamericanas, y las primeras mujeres musulmanas-estadounidenses que sirven en el Congreso. Este impulso por la transformación del panorama político estadounidense fue creado en parte por la Nueva Mayoría Americana.
Ha habido un cambio constante en las conversaciones políticas que ocurren entre diferentes culturas, razas, niveles socioeconómicos, capacidades, a través de la edad, sexualidad, género y religión. La Nueva Mayoría Americana se define como un futuro en el que Estados Unidos es de mayoría no blanca y se compone de comunidades inmigrantes y de clase trabajadora y de color que conforman más de la mitad del electorado político estadounidense. La Nueva Mayoría Americana también muestra el potencial y la importancia de que las comunidades discriminadas recuperen el poder y el movimiento para renovar las estructuras políticas para una nueva mayoría del pueblo – gente que ha estado subrepresentada durante demasiado tiempo en esta nación democrática. La lucha continúa mientras estas comunidades de mayoría minoritaria siguen experimentando formas de discriminación política por medio de la manipulación de distritos electorales (gerrymandering), leyes de identificación de votantes, y la falta de centros de votación accesibles y funcionales en la comunidad. En ese sentido, la lucha por la igualdad sigue siendo apremiante y urgente.